Conocer sobre metodología ágil antes no era tan necesario, pero con los constantes cambios en las necesidades de los clientes, la imperiosa necesidad de mejorar la productividad en las empresas y el auge de las nuevas tecnologías están dando lugar a formas innovadoras de trabajar. Todo ello parte de un objetivo común para ambas partes: conseguir resultados, de forma natural, en el menor tiempo posible.
Los inicios de la metodología ágil
El origen de la popularidad de la metodología ágil se remonta a finales de los años 90. Se trata de una forma de gestionar proyectos que pone mayor énfasis en la participación de los usuarios y clientes en lugar de centrarse únicamente en los procesos y herramientas.
Además, se enfoca en trabajar más en el desarrollo de software y menos en la documentación, colaborando estrechamente con los clientes en lugar de negociar y priorizando la adaptación a los cambios por encima de la planificación de los tiempos de trabajo. Esto es mencionado por Silvia Rivadeneira en su artículo académico “Metodologías ágiles aplicadas al modelado de requerimientos“.
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Manifiesto y principios del agile
En el año 2001, un grupo de 17 profesionales en la gestión de proyectos y desarrollo de software se congregaron para crear el “Manifiesto por el Desarrollo Ágil del Software“. Este documento define cuatro valores y doce principios fundamentales de esta metodología.
Los dos primeros principios explican de forma clara y sencilla el enfoque centrado en el cliente. Afirman que “la máxima prioridad es satisfacer al cliente ofreciéndole software valioso desde el principio y de forma continua “. Este enfoque también permite aceptar cambios en los requisitos, incluso en fases posteriores del desarrollo. Los procesos ágiles utilizan el cambio para dar al cliente una ventaja competitiva “.
De esta manera, estos fundamentos han sido internalizados por directivos y líderes de diversos campos que perciben en la metodología una estrategia para alcanzar sus metas enfocadas en los clientes. Como se mencionó al principio, se busca obtener resultados rápidos. ¿Qué implica esto? Que las compañías están incorporando en sus procedimientos el enfoque ágil.
Ser capaz de detectar los cambios y reaccionar ante ellos es el logro que se consigue con este método. En concreto, los retos y oportunidades que se presentan a los usuarios permiten a las empresas innovar y responder como se espera.
¿Qué implica la metodología ágil?
La metodología se describe centrándose en la prioridad otorgada a la interacción y la colaboración con el cliente, priorizando el desarrollo del producto sobre una extensa documentación y haciendo hincapié en la respuesta inmediata, trabajando en proyectos dirigidos por equipos interdisciplinares y flexibles.
El método de ejecución es mediante entregas rápidas y adaptables, todo ello con el objetivo de ir un paso por delante en unos mercados cada vez más cambiantes.
Con base a lo anterior, es evidente que las empresas también pueden aprovechar los beneficios que esta metodología ofrece dentro de la organización y que luego se reflejan en la experiencia del cliente. Estos beneficios incluyen: flexibilidad, aprender a priorizar, alta motivación, aumento de la productividad, eficiencia y calidad.
A nivel interno, la cultura organizacional está cambiando; se está pasando de trabajar en grandes proyectos a dar prioridad a las entregas. Como consecuencia, los resultados son más inmediatos, lo que conduce a una cultura de servicio centrada en el cliente que satisface sus expectativas en un plazo más breve.
Además, la metodología ágil permite una forma de gestionar el trabajo con equipos autosuficientes y autogestionados. De este modo, los colaboradores se sienten valorados en cada proceso y realmente motivados para completar sus tareas, proporcionando la mejor experiencia posible a los clientes.
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¿Cómo sacar partido de la metodología ágil?
Esta metodología ayuda a conocer mejor a los clientes y a mejorar su experiencia. ¿Cómo? Recopilando datos sobre sus preferencias, a través de comentarios constantes sobre los productos o servicios. En definitiva, se trata de entender cómo percibe el cliente los productos, y poder introducir cambios o mejoras antes de que lleguen al mercado.
Para convertirse en una empresa ágil es necesaria una transformación completa. La aplicación de esta metodología requiere una evolución de la cultura organizacional, cambios estructurales, la presencia de líderes que apoyen los distintos procesos y la responsabilidad ante el cliente de ofrecer resultados que satisfagan sus expectativas.
Todo ello debe hacerse en el menor tiempo posible, ya que siempre existe la posibilidad de que alguien lo consiga antes. Recuerde que si necesita un aliado idóneo que acompañe su negocio o empresa en el camino hacía nuevas perspectivas, desde Seguros Bolívar contamos con soluciones que le pueden ayudar a consolidar y cuidar lo más importante para usted y su empresa.
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