La información que encuentras a continuación fue previamente revisada y curada por un profesional de salud, sin embargo, no reemplaza la consulta con tu médico. Para acceder a un diagnóstico preciso y personalizado es importante agendar una cita médica.
Es un concepto médico que hace referencia a la dificultad para respirar o a la falta de aire. Por lo general, se describe como una opresión intensa en el pecho, una sensación de ahogo o falta de aliento. De acuerdo al tiempo de evaluación se puede clasificar entre aguda (horas y días) y crónica (semanas, meses).
Algunas personas pueden sentir una disnea sin padecer un problema médico y con solo hacer un poco de ejercicio; caminar o subir escaleras. Otras pueden sentirla como consecuencia de una enfermedad pulmonar.
Existen tres tipos principales de esta afección:
Es aquella producida por el esfuerzo física, que alivia o desaparece con el reposo.
Aparece por la posición decúbito al acostarse y se alivia al sentarse o al ponerse de pie.
Su característica principal es que aparece en la noche y que despierta al paciente.
Los síntomas frecuentes de una disnea son:
Existen diferentes causas que pueden desencadenar una disnea como la altura, el ejercicio extenuante o las altas temperaturas. También se puede presentar por una obstrucción de los conductos de la nariz o la garganta o en personas con problemas cardíacos tales como latidos irregulares, acumulación de fluidos alrededor del corazón, insuficiencia cardiaca, entre otros.
Los problemas pulmonares como neumonía, toxicidad pulmonar, neumotórax, acumulación de fluidos en los pulmones, infección de las vías respiratorias superiores (IVRS), asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), entre otros, también podría desencadenar una disnea. Hay otros factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de padecer una disnea como el consumo de tabaco, los agentes ambientales irritantes y las enfermedades crónicas como fibrosis pulmonar o bronquitis crónica.
Estas son las causas que comúnmente se asocian a este síntoma, sin embargo, pueden variar de acuerdo al estado de salud general del paciente. Acude a tu médico de confianza para evaluar las causas, síntomas y el tratamiento.
Ante una dificultad para respirar sin causa aparente, en especial si es intensa y aparece de repente, es importante acudir al médico para revisar las causas y factores de riesgo. Dentro de los síntomas que más generan preocupación y que requieren la consulta de un especialista de inmediato están:
La valoración y el diagnóstico de la disnea se realiza en función de los síntomas, la edad y los factores de riesgo. En primer lugar, el médico indaga sobre los síntomas del paciente y su historial médico realizando preguntas como:
También hace una revisión de los antecedentes médicos y familiares, y por último continúa con una exploración física que se centra en los pulmones, el corazón y las vías respiratorias altas. Los exámenes de diagnóstico que se pueden realizar son pruebas de sangre, ECG, radiografía del tórax, prueba de esfuerzo, ecocardiografía, entre otros.
El tratamiento de la disnea depende del estado del paciente y de la causa desencadenante de la dificultad respiratoria. Puede incluir medidas no farmacológicas como ejercicios respiratorios, aire fresco, técnicas de relajación, entre otros, y otras como oxígeno suplementario mediante cánulas nasales o mascarilla facial y sistemas de ventilación mecánica.
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Es un concepto médico que hace referencia a la dificultad para respirar o a la falta de aire.
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